Reflexionando sobre nuestras últimas crisis, algunos de nosotros recordamos habernos sentido aislados así comenzaron nuestras recaídas, que poco a poco se convirtieron en crisis. Si nos sentíamos culpables o avergonzados, ya fuera por nuestras crisis en sí o por lo que pudiéramos haber hecho mientas estábamos inmersos en ellas, esos sentimientos exacerbaban la sensación de estar marginados.
Entonces, no es de extrañar que la primera vez que escuchamos a los compañeros recuperados en Catesfam hablar de si mismos, nos quedáramos atónitos. Descubrimos a pesar de no poder creerlo al principio, no estamos solos. A fin de cuentas, no somos completamente diferentes de todo el mundo. Sentimos, casi antes de poder expresarlo, que hay un lugar para nosotros, y la soledad pronto empieza a desaparecer.
Aunque los cambios no ocurren de la noche a la mañana. Hemos logrado a estar plenamente condicionados a sentirnos y a actuar como si nadie nos comprendiera y nos amara. Estamos acostumbrados a comportarnos como personas solitarias. Así que puede que algunos necesitemos un poco de tiempo y de práctica para salir a nuestra acostumbrada soledad.
Tenemos poca experiencia en buscar amistades o incluso en aceptar amistad cuando se nos ofrece. No estamos muy seguros de cómo hacerlo o cuáles serán los resultados de nuestros intentos. Si has decidido iniciar tu camino hacia la recuperación, no necesariamente debes hacerlo solo. Es mucho más sensato y seguro hacerlo en compañía de todos los que siguen felizmente el mismo rumbo. Y nadie tiene que sentirse avergonzado por aceptar ayuda.
Nuestra experiencia de mantenernos sin crisis confirma, en la gran mayoría de los casos, lo sabio que es utilizar la ayuda disponible para recuperarse de las enfermedades mentales. A pesar de nuestra gran necesidad y deseo, ninguno de nosotros ha logrado recuperarse de las enfermedades mentales. A pesar de nuestra gran necesidad y deseo, ninguno de nosotros ha logrado recuperarse a solas, sin contar con la gran ayuda de otros.
Guárdate de los peligros de la sociedad. Apresúrate a hablar con alguien, así por lo menos empiezas a aliviar tu soledad.