La familia ocupa un lugar preponderante en la vida de todo ser humano, de ahí la necesidad imperiosa de que cada uno de sus integrantes contribuya para mantener una buena relación entre ellos.
Existen familias funcionales, unidas, comprensivas, armoniosas, y las que no lo son, éstas son las que aún no han logrado acercarse a Dios. Pero tienen las mismas posibilidades de lograr esa relación respetuosa y saludable de la anterior, solo clamando a ese Ser misericordioso que nos creó y nos ama a Todos por igual, y entregarles nuestras preocupaciones, con el corazón y la mente llenos de Fe y amor, sin resentimientos, confiados en su poder.
Con el entendido de que “ni la oración, ni las obras que le ofrecemos, son ritos vacíos de significados o un medio para conseguir algo; la verdadera razón es fomentar una estrecha relación con Dios para lograr nuestra paz interior.”
Roguemos porque en este Nuevo Año podamos disfrutar de esa gran familia que todos deseamos. A trabajar por ello!…Que Dios nos bendiga.
Sra Arminda Martínez